¿Qué es preferible:DARSE POR SATISFECHO CON UNA EXPLICACIÓN QUE NO EXPLICA NADA, O RECONOCER LA PROPIA IGNORANCIA?

Hoy escuchando Onda Cero,
Estaba Javier Sierra hablando sobre la Dama Azul,

(Para quien no conozca la historia: 
Sor María Jesús de Ágreda (1602-1665) fue una  monja de clausura que fué capaz de desdoblarse y atravesar los muros de su convento para  visitar lugares muy lejanos para evangelizar.  Los primeros misioneros españoles en América deciden conquistar para la fe cristiana territorios que hoy corresponden a Nuevo México, Arizona y Texas. Una de esas expediciones, encabezada por un monje franciscano llamado fray Esteban de Perea, se encontró con algo que no esperaba: diversas tribus de indios asentadas a lo largo del Río Grande conocían ya las “verdades de la fe” sin haber visto nunca antes a un europeo. Según ellos, una extraña mujer refulgente, a la que vieron descender de los cielos y a quien llamaron la “Dama Azul”, les instruyó no sólo sobre la existencia de Jesucristo, sino que les previno de la inminente llegada de hombres blancos a sus territorios.)

 Javier Sierra decía que hay cosas que no podemos explicar porque la física aún no ha avanzado lo suficiente como para desvelarlo. Y a continuación ha hablado el típico individuo mamacapu (Que no recuerdo su nombre) negando los datos, inventándose explicaciones sin sentido, incluso atreviéndose a decir que "la ciencia en el campo de la física ya se sabe todo".

(Y yo digo: Dile eso a Stephen Hawking a ver que te dice!)

¿Qué es preferible:DARSE POR SATISFECHO CON UNA EXPLICACIÓN QUE NO EXPLICA NADA, O RECONOCER LA PROPIA IGNORANCIA? Uno puede felicitarse de haber conseguido un progreso cuando ante un problema reconoce no saber la solución. Creer equivocadamente que se sabe es condenarse a no saber nunca. No hay nada que dé tanto miedo como "los imbéciles que saben".

Esta reflexión es aplicable a muchos debates más sobre temas de misterio, que los grandes medios, o personas con "titulítis" deberían plantearse antes de criticar, o lanzar teorias absurdas al aire para auto-convencerse de aquello que no quieren ver.