xat

xat

martes, 15 de abril de 2014

La hipnosis de la enfermedad

VUESTRAS CREENCIAS son como FOCOS HIPNOTICOS, y las forzáis constantemente mediante el diálogo normal interno a que todos vosotros os entregáis. Un médico moderno occidental -muy a su pesar, por supuesto-informará a su paciente que está a punto de morir y dejará en su mente la convicción de que su situación es un caso perdido, y en cambio reaccionará con desdén y despecho cuando lea que un practicante de vudú ha maldecido a una víctima inocente.

En vuestra época, los médicos miran con gran superioridad las culturas primitivas, y juzgan severamente a los pacientes de esas sociedades, a quienes suponen dependientes de los brujos médicos o practicantes de vudú; pero la verdad es que, en vuestra cultura, y gracias a la propaganda y vuestra gran organización, vuestros médicos convencen a cada persona que debe hacerse una revisión médica cada seis meses porque, de lo contrario, podría desarrollar un cáncer, y que se debe tener un seguro médico porque algún día enfermará.  En muchos casos, por tanto, los médicos modernos son médicos brujos incompetentes que han olvidado su profesión, hipnotizadores que ya no creen en el poder de la curación, y cuyas sugestiones provocan otras enfermedades que se diagnostican de antemano.

Os dicen qué cabe esperar, y ello equivale a la maldición que pueda recibir un nativo de una pequeña comunidad indígena, aunque es mucho peor, y vosotros perdéis pechos, apéndices y otras partes del cuerpo. Los médicos obedecen a sus propias ideas, desde luego, y dentro de ese sistema ven su proceder completamente justificado.
En el campo médico, como en ningún otro, se ve claramente el impacto de las creencias, ya que los médicos no son quienes gozan de más salud, sino los que menos. Caen presa de las creencias que defienden con tanta vehemencia. Se concentran en la enfermedad, no en la salud.
En otras palabras, vuestros médicos son también víctimas de su propio sistema de creencias.

Se rodean constantemente de sugestiones negativas. Cuando se ve a la enfermedad como un invasor, que se impone sin razón a la integridad del ser, el individuo parece indefenso y la mente consciente un simple accesorio. El paciente se ve obligado a veces a sacrificar un órgano tras otro por sus creencias, y por las del médico.- Por ello los sistemas de creencias son tan importantes para tratar la salud y la enfermedad. Cada sistema tiene sus propios ritos -gestos, medicina, tratamiento-, que son la manifestación exterior de las creencias compartidas tanto por el sanador como por el paciente. La hipnosis natural y las creencias conscientes dan instrucciones al inconsciente, el cual luego altera obedientemente los mecanismos corporales de modo que el cuerpo responda a las creencias.
En cualquier caso, si la terapia es eficaz el cuerpo para que reaccione de cierta manera. Abordar esto no es un problema sencillo, desde luego, ya que la sugestión original de ese malestar también la dio una creencia.

Cuando se utiliza la hipnosis ortodoxa en Occidente, puede haber una regresión que permita descubrir cuándo se recibió la sugestión por primera vez. Pero la situación es más compleja; porque, si no creéis en vuestra propia valía como ser humano, después simplemente adoptaréis otros síntomas que tendrán que eliminarse de la misma manera, recurriendo a otros sucesos «pasados» como excusa para la enfermedad... si es que tenéis suerte. Si no tenéis tanta suerte y la enfermedad acaba incidiendo en los órganos internos, tal vez acabéis sacrificando uno tras otro.
Pagáis por adelantado por unas enfermedades que dais por sentado que os llegarán. Estáis haciendo preparativos en el presente para un futuro de enfermedad. Estáis apostando por la enfermedad y no por la salud. Es la peor clase de hipnosis natural, pero aun así ese tipo de seguros son verdaderamente una necesidad en vuestro sistema, porque la creencia en la enfermedad impregna completamente vuestro entorno mental. esto puede evitarse comprendiendo que vuestro punto de poder está en el presente, tal como hemos mencionado. No sólo os movéis dentro de vuestras creencias personales, sino dentro de un enorme sistema colectivo que compartís en mayor o menor grado. Dentro de ese esquema de organización, los seguros médicos se convierten en una necesidad para la mayoría de vosotros, de modo que no digo que los dejéis.
No obstante, examinemos más detenidamente la situación.
Muchas personas se enferman sólo después de firmar tal seguro de salud, pues el acto en sí representa simbólicamente para ellas una aceptación de la enfermedad. Más desafortunadas son aún las pólizas especiales para ancianos, que detallan de antemano todos los conceptos estereotipados y distorsionados sobre la salud y la vejez. Existe una estrecha correlación entre el tipo de pólizas que la gente firma, y las enfermedades de las que caen víctimas.

Más desafortunadas aún son las sugestiones que, con la mejor intención, se dan sobre áreas concretas de la salud que tratan la prevención. Hay dos de ellas que me gustaría mencionar aquí : Una es toda la literatura sobre el cáncer, y los anuncios televisivos en que se muestran los siete principales indicios críticos del cáncer. Por desgracia, dentro del marco de vuestras creencias esto también se convierte en una necesidad para muchos, en especial para aquellos que, debido a su experiencia anterior con la enfermedad, sienten un temor casi irracional hacia el cáncer. Toda esa literatura y los anuncios actúan como intensas sugestiones negativas, pues funcionan como una hipnosis natural; es un proceso de condicionamiento en el que buscáis síntomas específicos y os examináis el cuerpo impulsados por el temor.
Quienes se condicionan de esta forma pueden desarrollar cánceres que de lo contrario no surgirían.
Esto no significa que estas personas no acaben desarrollando otra enfermedad en vez del cáncer, sino que esos métodos hacen que la creencia en la enfermedad se enfoque en síntomas particulares. ¡No es de extrañar!
El segundo punto que quería comentar es respecto a la vejez. La idea de que hay que retirarse sigue el mismo esquema, ya que tras ella se esconde la creencia de que en uno u otro momento, a cierta edad, las facultades empiezan a fallar. Esta idea es aceptada normalmente tanto por los jóvenes como por los ancianos. Al creerla, los jóvenes empiezan automáticamente el condicionamiento de su propio cuerpo y mente. Y más tarde cosechan los resultados.

En vuestra sociedad, tan propensa a correr detrás del dinero, estas creencias dan pie a situaciones muy humillantes, particularmente para los hombres, a quienes se les suele enseñar a equiparar su virilidad con su poder adquisitivo. Así pues, es fácil entender que, cuando se le arrebata este poder adquisitivo, se sienta castrado.
En general, los que abogan por una alimentación saludable o por alimentos naturales comparten alguna de las mismas creencias generales que sostienen vuestros médicos.

Extraido de un coment del grupo de Facebook: "Ya no hay tiempo. Despierta!"

2 comentarios: